sábado, 12 de abril de 2008

Tributo a uan Mujer Santa

A un maravilloso ser humano...María Bernarda Mallea.


Ausencia


Los días se pasan y yo sigo aquí
llorando tu ausencia, abrazado al recuerdo,
de suaves caricias que me trae el viento,
de tiempos felices guardados en mi.

Cierto estoy, no lo dudo,
Que todo lo bueno me viene de ti.
donde estés alma mía, sea cielo,
sea tierra, o todo el universo,
leerás estos versos que te dicen entre líneas,
que te gritan desde aquí,
no te vayas vida mía, no te olvides de mi.

Amiga querida, madre amada,
que no daría por tenerte hoy aquí.
Mirarme en tus ojos, despacio, con calma,
acortar la distancia que hay entre los dos,
pues volaste tan alto siguiendo a tu Dios,
que quizá ya no escuches el lamento de mi alma
y de tanto gritarte me quede sin voz.




Mamita Mallea

Tengo en mi las caricias que me diste y también por montones aquellas que quisiera entregarte, pues fuiste en mi vida mujer, amiga y madre, y mis brazos vacios no se acostumbran a no abrazarte, ni mis ojos que te lloran a entender que ya no puedo verte.
Te dormiste en tu amado bien mío, volaste con él a un mundo nuevo, y yo, aquí, añorando el calor de tu regazo. Tú en tu cielo, en la gloria de tu Dios, yo desecho por la pena de tener que decirte adiós.
Bendita vida que me permitió tenerte, maldita muerte que de mi te aparta. Grito a la tierra que te acuna en su seno te devuelva, pero sorda a mi ruego se mofa, se burla, no quiere escucharme, eres ya de ella, tranquila y tendida, dama noble en esa tierra dormida.
Mujer de ojos limpios y alma pura, hecha de fe, temple, fuerza y lucha, sencillez, humildad y dulzura, ¿con qué otras palabras te puedo definir?, solo sé que te extraño, que quiero morir.
Morir para verte y estar contigo, morir para decirte aquello que no dije y se quedó guardado en mí, morirme de amor por no haberte quedado conmigo, por dejarme en el abandono, tan solo morir.
Más si aún sigo vivo será para recordarte, y tú no te olvides que sigo yo aquí, abrazado a tu ausencia con el paso de los días, viendo como el viento me trae tu recuerdo, susurra tu nombre, y a pesar de ser un hombre, como niño rodan por mi cara mil lágrimas de agua y de sal, como si fuesen ríos que corren al mar, y al llegar al corazón se vuelven de sangre, solo por ti María, mujer, amiga y madre, amor encarnado de cabellos blancos…No me olvides vida mía…Te agradezco haberme amado, repito hoy en mi soledad, aún te amo en este mundo…Y te amaré en la eternidad.



Mi Ángel


Bajo las alas de un ángel moraba
plácidamente en sus brazos dormía
todo su ser a mí me acunaba
con ella cantaba, lloraba y reía.

Con una mirada leías en mi alma
conociendo mi ser me amaste sin mesura,
pero volaste tan alto con tu par de alas blancas
más allá del lugar donde duerme la luna.

Mujer y Ángel eres, sol, cielo y dulzura,
porque “eres”, no “fuiste”, pues sigues estando,
sigues viniendo cada tarde a mi mente
y de noche dormido a besarme en la frente.



Cuánto te esxtraño - Ana Gabriel

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